La misión son muchas cosas, pero si nos quedásemos sólo en ellas, olvidaríamos lo más importante. La misión son los misioneros. Y todos somos misioneros. Los que van o hemos ido allí y la gente que la hace posible desde aquí. Porque afortunadamente no estamos todo el tiempo malitos. Entonces, ¿qué pasa cuando no estamos malos? ¿O cuando tenemos buena cosecha, salud, vamos al cole, que por cierto son la mayoría de los días? ¿Qué pasa en el día a día?.
En esos días el misionero hace vida con la gente, planta su tienda en medio de los poblados de la sabana y pasa tiempo en el campo, juega con los niños, intenta ayudar con las faenas de la casa, "pierde el tiempo" conociendo a la gente, viviendo sus vidas, comiendo su comida... No se puede amar lo que no se conoce.
Entonces surgen preguntas, situaciones, aventuras (no pueden ocurrir si no se les da tiempo o no se las provoca, si vamos por la vida con todo programado!!!). Ahí se provocan diálogos, oportunidades de hablar. Una de ellas, de las miles que podría escribiros es la siguiente.
En África, en la sabana, la vida es principalmente agrícola y ganadera. Quiero decir que la gente se dedica a trabajar el campo y pastorear los rebaños. Cuándo uno ha pasado mucho tiempo en medio de la gente surge la siguiente pregunta:
—Y tú, si vienes todos los días aquí con nosotros y pasas aquí las noches, ¿no trabajas? ¿Quién cuida a tu familia?. Buena pregunta.
—Pues mira, no trabajo porque mucha gente en España da de su dinero, de su trabajo, sacrifica "algo de lo suyo" para que los misioneros podamos venir con vosotros.
—¿En serio? pero, si no nos conocen.
—Ya, pero se sacrifican para que nosotros podamos venir a estar con vosotros.
—Pero, tú estás aquí como uno más de nosotros, comes de nuestra comida, duermes en el suelo con nosotros.
—Mirad. Los que me mandan lo hacen porque creen en el Dios de Jesús. Creen que él nos quiere a todos, que todos somos hermanos y por eso se preocupan por vosotros. Quieren que lo sepáis y por eso me mandan a mí. Me dicen: No te preocupes por tu trabajo. Nosotros lo haremos por tí. Tú ve y hazles sentir que nosotros los sentimos hermanos nuestros.
Cuando un misionero va allí y vive y "pierde el tiempo" con ellos, además de llevarles un montón de cosas, desde luego les hacen sentirse queridos. Queridos por Dios a través de los hombres. De los que renuncian a sus cosas para enviar a misioneros.
Y eso les hace pensar. Si unos extranjeros blancos renuncian a su riqueza por aquellos que ni siquiera conocen, porque creen que somos sus hermanos, ¿no lo haremos nosotros? Si el misionero que no es de nuestra tribu, ni de nuestro pueblo, vive aquí con nosotros, ¿no lo haremos nosotros? Y las cosas comienzan a cambiar.
Los he visto renunciar a trozos de tierra por sus hermanos. Los he visto convivir con los que antes eran sus esclavos. Los he visto trabajar los campos de otros, cuando estos no podían, sin pedir nada a cambio. Y así me han llevado a rincones perdidos y escondidos de la sabana. Han "liberado" a uno para que me enseñase y guiase a lugares escondidos para que les enseñase esto que les parecía tan grande.
Es cierto que los pozos, dispensarios, escuelas solucionan muchos problemas, pero no es menos cierto que la mayoría de ellos se evitarían, y de hecho se evitan, si nos creyésemos de verdad que todos somos hermanos, si renunciásemos a cosas por los demás. Las obras están bien, pero no hacen sentir que todos somos hermanos. Y eso es muchísimo más fuerte.
Eso es lo que hacen los misioneros (gracias a los que renuncian a cosas para enviarlos a ellos). Decirlo es fácil, muy fácil. Hacerlo sentir, demostrarlo es más complicado: necesita tiempo, humildad, paciencia, conocer, aceptar. No se puede amar lo que no se conoce y no se puede sentir querido lo que no se ama. Mientras os escribía esto pensaba un par de cosillas:
1. Entonces ¿nos creemos esto de que todos somos hermanos? ¿Renunciamos de veras a cosas por los demás?
2. Cada vez hay más proyectos, más ONG's, más obras sociales... pero menos misioneros. Y si no hay misioneros no dejará de haber problemas. Os dejo con esta pregunta: Y tú, ¿qué quieres ser? ¿Misionero?
Paco Moreno |